Visitas

miércoles, 19 de junio de 2013

Qué fácil es criticar cuando nadie te conoce.

Cuando eres un anónimo, cuando ni te interesa la vida de los demás ni a los demás la tuya, y cuando todo esto te es indiferente o simplemente una circunstancia más, te sientes poderoso para poder criticar. Pero no criticar con argumentos, simplemente juzgar, hundir, machacar, superar a la primera persona que se te ponga por delante. Agredir es el objetivo, y te encanta, te hace sentir vivo. Y los demás actúan como si tus críticas no les doliesen, como si no importasen porque bueno, es sólo un anónimo cuya vida no me interesa. Pero al final estallan de las misma forma. Siendo un anónimo que critica.